miércoles, 28 de octubre de 2009

Infografía no cine

“Debemos recordar que todas estas cosas, los detalles, las anomalías, las sutilezas que asumimos sólo como accesorios en nuestros días, están aquí, de hecho, por una causa mayor y más noble. Están aquí para salvar nuestras vidas”

E os detalles son os que cobran importancia neste filme. Estamos acostumados a ver gráficos nas películas, xa sexa nos créditos ou en localizacións temporais ou espaciais. Pero en Más extraño que la ficción, a infografía acompaña ó discurso narrativo aportando un aspecto visual innovador. Unha axuda importante a un guión que se move entre o cómico e o sabor amargo da realidade.

Os gráficos axúdannos a comprender a maniática e complicada mente do protagonista, unha persoa perfeccionista e illada no seu traballo de contable. A través das superposicións gráficas podemos ver o número de pasadas do cepillo de dentes, o número de nós da gravata, os pasos ó traballo ou a cantidade de xabón que queda nos baños públicos. Pero estes gráficos, desaparecen a medida que o protagonista se esquece das súas manías. Son ideas visuais que outorgan unha atmosfera diferente ó filme. Un recurso que pode gustar máis ou menos, pero que dende logo resulta innovador.

Malia estar amplamente recoñecido o traballo realizado no terreo do grafismo televisivo, a creación de gráficos para o cine sempre foi un proceso máis lento. Sen dúbida, estamos ante unha elección arriscada pero que neste caso encaixa perfectamente co argumento e coa filosofía da película.



Ángeles Capeáns Verde

lunes, 26 de octubre de 2009

Más extraño que la ficción





Aunque el título ya sea una alusión directa a lo que la película será, hace falta sumergirse en los entresijos del argumento para enteder cómo la infografía se compenetra en el film. Harold, un hombre soso, sin esperanzas ni metas y que no tiene en cuenta la importancia de la rutina que lleva cada día, presencia como “alguien” –narrador- desvela sus más profundos sentimientos, miedos e incluso, intimidades. Aunque en principio cree que se está volviendo loco, pronto se da cuenta de que debe encontrar a la persona que se mete en su cabeza cada vez que él decide hacer algo que no sea respirar.



Algunos dicen que la rutina es “el hábito de renunciar a pensar” y así queda reflejado en este film. Cuando Harold empieza a darse cuenta de cada uno de los detalles de su rutina, empiezan a cobrar importancia todos ellos. Para hacerlo más explícito al espectador, Marc Forster recurre a representaciones visuales: líneas, cuadros, números... al fin y al cabo, gráficos que ayudan a comprender al personaje.



Tal y como Harold no se da cuenta de cómo la rutina hace que su vida siga en pie, tampoco nosotros nos percatamos de la importancia de la infografía en nuestro día a día. El protagonista, obsesionado con los números, es plasmado a la perfección en el largometraje con números que representan el trayecto que le queda por recorrer, las veces que se cepilla los dientes, e incluso el número de escaleras que sube. Esta obsesión lleva al director a reflexionar acerca de aquellas cosas que están implícitas en nuestra vida y de las que no somos conscientes que pasan.




Carolina Chávez